martes, 20 de abril de 2010

Anécdotas pitufo-sanitarias

Resulta que toda mi vida profesional está relacionada con el mundo de la salud. He trabajado siempre en consultas médicas, laboratorios y clínicas. Y no os hacéis una idea la de cosas que suceden estando de cara al público. Bueno sí, seguro que os lo imagináis. Trabajé en una clínica de ginecología y obstetricia muy conocida en Cádiz, que ya no existe como tal, sino como consulta. ¿Sabes cuál es, no? A raíz de ahí tengo yo unos gemelos y unos muslos que ya los quisiera Induráin, verás: el jefe, muy ecológico él, se le ocurrió una maravillosa idea para contribuir al medio ambiente. Estoy hablando de hará unos 15 años, que tuvimos una sequía mu seria. Pues bien a este hombre se le ocurre que para ahorrar energía (que alguna relación tendrá con el agua) todo el personal debía bajar por las escaleras. El ascensor sólo podía usarse para subir. Dios mio de mi alma ¿no cayó en la cuenta de que para subir hay que bajar?, vamos que los viajes del ascensor fueron los mismos pero en las bajadas iba vacío.

También trabajé mucho tiempo en el laboratorio de análisis más conocido de Cádiz, cerquita de la Residencia. Y allí me pasaron las mil y una, nos reíamos mucho. Me acuerdo de una ocasión en que una señora fue a hacerse un cultivo de los ojos, para ver qué infección tenía. Cuando fue a recoger los resultados abrió su sobre y me dice muy seria: mire usted señorita, esto tiene que estar confundido , aquí pone un cultivo de la flora pero ¿y la fauna? Y lo decía completamente en serio. No pude contestarle.